30/7/10
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una película de Liliana Paolinelli
Se lo conté porque había habido un problema con una amiga que se quedó en mi departamento, yo estaba de viaje. Los vecinos se quejaron y papá me llamó a New York. Che, andan diciendo que tu amiga es homosexual. No papá, la que es homosexual soy yo. ¿Qué? Que soy homosexual... ¿Cómo? Así estuvo un rato hasta que al final dijo: ¡Qué barbaridad!
Nunca lo hablamos pero tampoco hizo falta. Se dio por sobreentendido. Sí, me han visto con mis parejas… Con la primera hubo problemas pero porque no les caía bien ella. Le decían “esa mujer”.
No directamente, se lo preguntaron a mi hermano. Tendríamos 15 años. Mi mamá le dijo, hay algo que me tiene mal... ¿M. es lesbiana? ¡Pero no! ¡Ah bueno, me quedo tranquila!
- Es normal, ya se te va a pasar. A todas nos pasa.
- Pero yo estoy enamorada de (una chica).
- Sí, la querés…
- No mamá, no como vos pensás.
- ¿Y cómo?
“No se te debe haber a formado esa parte de la personalidad, a lo mejor te faltaron unos meses antes de cumplir los 6 años y bueno, no te funcionó la ley del padre”.
Me mandó a un sexólogo. A él le dije que iba para que mi vieja me deje de joder, no tenía problema en pagarle pero él tenía que decir que yo iba. Aceptó. Entre tanto me quería hacer curtir con tipos, hasta se ofreció él.
A la noche me volvió a llamar... ¿Qué fue lo que dijiste? Que soy homosexual. ¡Pero qué barbaridad!